domingo, 19 de diciembre de 2010

De vuelta. Y vaya vuelta

Cuando los padres alcanzan esa edad en la que hasta un resfriado es preocupante; una intervención, hace que se movilice todo el mundo.
Ese ha sido el caso.
Todo perfecto, mejor de lo esperado incluso.
Casi toda la semana por allí, y ellas se nos añadieron el fin de semana.






Ya de vuelta.
Casi 500 km y cuando entras en el garaje te das cuenta de que tu vejiga existe. Las dejas y sales corriendo al ascensor, solo piensas en llegar.


La llave en la mano, la alarma, poner el código y salir zumbando por el pasillo al lavabo.
¡Vamos!
Ya hemos llegado, la llave.
La luz.
¡Coño! ¡la luz! ¡No hay luz!
¡La alarma! ¿Como pones el código si no ves? ¡La vejiga!
Buscas el teléfono y lo tocas para que se encienda la pantalla y con ella alumbrar los numeritos de la alarma. ¿Sonará?
¿Te acordaras de Concha Velasco y las "pérdidas..."?

¡Ya! al lavabo. ¡Arrrrgggggg!

Bien. Ya más relajado pero pensando en el congelador, en la nevera... ¿cuando se habrá ido la luz?. Ellas se fueron el viernes.
Si en la cocina notamos un chapoteo, el congelador... para tirar. La nevera, lo mismo.







Una vela. ¡Todos quietos!
No hay chapoteo.
El congelador, perfecto. Totalmente helado, no se nota ni una gota de agua, líquida. Mmmm, entonces, ¿cuando se ha ido la luz?.
¿Ha saltado cuando le he dado al interruptor de la entrada?

Miro el diferencial, efectivamente, ha saltado. Lo subo. Ya hay luz.
Como si fuera Sherlock, busco sin saber muy bien el que. Nada, todo bien.



Las maletas, los paquetes, algo de comida que la abuelita siempre pone; unas botellas de vino...

De pronto, un ruido. La placa de la cocina. Mi querida placa, hace ruido.
Quitamos la luz, levantamos la placa, revisamos cables. Desconectamos horno. Conectamos luz. No ruido.
¡El horno, fijo!
Quitamos luz, conectamos de nuevo horno, damos luz. No ruido. :( No es el horno.
Quitamos luz, conectamos placa, damos luz. No ruido. La placa,  solo funcionan dos de los fuegos.
¡Arrrggggg!
Quitar luz, desconectar placa. Dar luz, llamada al seguro.



Copa de vino. ;) Paciencia, paciencia.
Planificacion de cena. Una longaniza en la plancha. ¡Genial!
De pronto, un grito. ¡Socorro!
La lavadora ha decidido sacar el agua por debajo, en vez de por el lugar adecuado.
¡Dios!
Pero como es posible que una lavadora tenga tanta agua. Fregona, toallas, el vecino de abajo, el de al lado....
La ropa, la sacamos llena de agua. El suelo, las toallas.
Gracias Juanma, gracias Evi. Se está aclarando en su lavadora.


Segunda llamada al seguro.
- Si, si, ponlo en el mismo expediente que lo de la placa.
Visita al vecino de abajo.
- Si, he avisado al seguro. Controla por si te sale alguna mancha.
- Nada, nada, son cosas que pasan.

Y tu piensas:
Si, cosas que pasan.

La longaniza, riquísima.
El vino, ¡bestial!
Y la vuelta a casa, ¡fenomenal!.

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