¿A quien no le ha pasado?
Compras plátanos. Comes uno, dos, tres. Te olvidas de ellos y siempre hay una pareja que van cambiando de sitio y de color. Pasan de un precioso amarillo con manchitas (cebras amarillas) a un tono oscuro, que mejor no darle nombre.
Si, me lo como esta tarde. No, mañana. Y mañana, pones una lechuga encima y al otro lo empujas al fondo del cajón de la fruta. Aquel maravilloso plátano se convierte en algo horrendo que nos mira a hurtadillas desde debajo de los calabacines o desde un plato que ha comenzado a ser refugio de insectos al lado del fregadero.
Todos los viernes, con el Sr, Tarragona (¿te suena?), mi profesor de pastelería en la Escuela de Hostelería de Cambrils, preparamos macedonias, tartaletas de frutas con gelatina y mil cosas más.
Pues dio la casualidad de que, el otro día, en la nevera, junto a cientos de limones, manzanas, kiwis, naranjas y otra frutas, había plátanos abandonados.
Pues eso, ¡un cake de plátano marchando!.
Fácil, rico y de aprovechamiento. ¿Te apetece?
¡Venga! ¡Al barro!.
Ingredientes:
Para el caramelo:
85 gr de azúcar
40 gr de nata
1 gr de sal
Para la masa base:
1 plátano "pocho"
1 plátano "semipocho"
10 gr de miel
70 gr de huevo
35 gr de azúcar
130 gr de harina floja
3 gr de impulsor
1 gr de sal
80 gr de mantequilla
Nuez moscada para aromatizar
Vamos haciendo cosas.
Un molde de lata. ¿Sabes lo que te digo?. Si tienes de otro tipo, no nos pondremos exquisitos.
Este, el que yo empleo, necesita recubrirse de mantequilla y espolvorear con harina. Así no se nos agarrará el cake.
He cortado uno por la mitad y lo he colocado en el fondo del molde.
En el vaso de batir, ponemos el "otro" plátano troceado, la miel y la sal. Aguántalo ahí.
Vamos con el caramelo.
En una cazuela, al fuego, vamos poniendo azúcar hasta conseguir que caramelice y tome ese tono oscuro.
Y, vamos con la magia. Añadimos al caramelo, la nata. Hará un poco de humo, no pasa nada.
Remueve con una lengua o una cuchara de madera (nunca con varillas) y añádelo al vaso de batir que dejamos esperando.
Batidora a saco. Reserva esa mezclita.
Vamos incorporando la harina con el impulsor.
Pincha el cake para comprobar si está cocido o sigue húmedo. Puedes cubrirlo con papel de aluminio para que no se queme.





















No hay comentarios:
Publicar un comentario